Los gastos no deducibles son aquellos que no están directamente relacionados con la actividad económica de la empresa, y que por lo tanto no se pueden deducir a la hora de pagar impuestos.
En el artículo anterior ya vimos cuáles son los gastos deducibles dentro de una empresa. Estos son aquellos con los que te puedes ahorrar parte de los impuestos ya que tienen una gran repercusión en tu empresa.
Pues bien, también hay una gran cantidad de gastos que, tristemente no vamos a poder deducir. Veamos cuáles son.
¿Qué son gastos no deducibles?
Aunque el nombre en sí ya desvela el significado, los gastos no deducibles son aquellos que no están directamente relacionados con la actividad económica de nuestra empresa, y que por lo tanto no se pueden deducir fiscalmente.
Tipos de gastos no deducibles
Los gastos no deducibles incluyen numerosas variedades, así que vamos a echar un vistazo a los más importantes.
- Gastos con entidades o personas residentes en paraísos fiscales: Si tienes negocios en algún paraíso fiscal (Andorra, Gibraltar, etc) no vas a poder deducir ningún gasto relacionado a ellos.
- Donativos: si haces algún donativo tampoco podrás considerarlo como gasto deducible.
- Regalos: Pasa lo mismo que con los donativos. Los regalos que hagas a clientes, otras empresas, etc… no serán deducibles.
- Sanciones y multas: Como era de esperar, las multas o sanciones que te pongan no las vas a poder deducir. Ni siquiera si superaste el límite de velocidad para no faltar a una reunión con clientes.
- Dotaciones a fondos internos de pensiones
- Todos los gastos que representen una retribución de los fondos propios
- Los gastos derivados de la contabilización del Impuesto de Sociedades: Los gastos de dicha contabilización tampoco se podrán considerar como deducibles.
Todos estos gastos, entre otros, no son susceptibles a ser deducidos fiscalmente. Echa un vistazo a la lista completa de gastos no deducibles de la Agencia Tributaria para asegurarte de las cantidades que vas a poder deducir, y evita llevarte algún susto.
La tramitación de impuestos es un tema un tanto complicado, que requiere tiempo y conocimiento previo. Si no dispones de ambos, recurrir a un asesor fiscal especializado puede ser la solución más adecuada para tu negocio. Así te dejarás de preocuparte por posibles efectos legales derivados de un pequeño descuido.