Francisco de Quevedo dijo:
«Solamente el necio confunde valor con precio».
Esta entradilla tan poética no se refiere a la valoración de activos, si no a un concepto que es importante tenerlo en cuenta como tesorero, la fecha de valor.
¿Qué es la fecha valor?
Al consultar las operaciones de nuestra cuenta bancaria, podemos ver que existen dos datos de fecha para cada una de ellas: la fecha en la que se realiza cada operación y la fecha valor.
La fecha valor es la fecha a partir de la cual comienza a generar intereses de manera efectiva un abono en la cuenta o cuando deja de generarlos un adeudo. Por razones operativas, no siempre coincide con la fecha de valor con la del apunte contable. Los ingresos de dinero suelen tener una fecha valor posterior a las salidas y, más aún, si provienen de otra entidad o del extranjero, por lo que hay que tenerlo en cuenta a la hora de operar con nuestras cuentas.
– Definición dada por ING Direct.
Debéis saber que un banco tiene su propia fecha contable para cada transacción – también conocida como fecha de operación – y es la que sirve para, a partir de la misma, calcular la fecha de valor. Con esta fecha valor se establecen los movimientos en la cuenta para la liquidación de intereses que tanto nos molestan cuando tenemos que pagar.
Por este motivo es muy importante que los presupuestos de tesorería a corto plazo, a una o dos semanas vista, se realicen en fecha valor. Este sistema de previsión, en fechas de valor, no es diferente de unas previsiones a corto plazo de tesorería realizadas por el método de “entradas-salidas”. La diferencia está en que aquí se establece esa previsión por fecha de valor, para los días inmediatos, de acuerdo con lo firmado en los contratos de cuenta corriente o cuenta de crédito con el banco de que se trate.
Pongamos un ejemplo
Supongamos que una empresa abre una cuenta en una entidad e ingresa un cheque de otra entidad de 2.000 € y retira seguidamente 2.000 € en metálico. Esta cuenta supondremos que no tendrá ningún otro movimiento durante varios días. ¿Qué sucederá?
El día 0 (día en que se abre la cuenta) la empresa contabilizará en su cuenta de banco el ingreso del cheque y la retirada en metálico. El día 0 el saldo bancario será nulo y seguirá lo mismo durante varios días, pues se supone que la cuenta no tendrá otro movimiento.
¿Qué aparecerá en el extracto de liquidación de la cuenta que te enviará el banco? Ha habido dos operaciones: la retirada en metálico que será adeudada con fecha valor del día y el cobro del talón que será abonado con fecha de valor dos días hábiles posteriores.
Atención porque existe una diferencia de 2.000 €, durante 3 días. No obstante, puesto que el saldo en valor es la base del cálculo de los intereses y si supusiésemos que la tasa de descubierto fuera del 10% los gastos financieros a pagar – siendo muy generosos porque las tasas de descubierto en los bancos son mucho mayores – se elevarán a: (2.000 x 0,10 x 3/360) = 16,66 €. A esto deberíamos añadirle la comisión de máximo descubierto. Por tanto: ¡sorpresa desagradable para el tesorero si sólo razona en saldo contable….!
Este ejemplo pone de evidencia la diferencia que puede existir entre saldo contable y saldo en valor y la consecuencia en términos de gastos financieros que ello implica.
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¿Qué recomendamos?
En Finutive trabajamos para que disponer de un presupuesto en fecha de valor a muy corto plazo sea sencillo, evitando hojas de cálculo o software de gestión complicados y costosos. En Finutive situamos las diferentes previsiones teniendo en cuenta que deben introducirse, cuenta bancaria por cuenta bancaria, por concepto presupuestario y por tipo de documento soporte, dado que la fecha de valor es diferente según el documento.
Negociar estas cuestiones con las entidades financieras es complicado, más aún cuando no somos una gran empresa. Pero conocer las fechas valor nos asegura no tener sustos innecesarios. Si eliges a Finutive como tu tesorero de referencia, la fecha valor no nos provocará arritmias cardíacas.
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