El Impuesto de Valor Añadido (IVA) es un impuesto indirecto sobre el consumo de bienes y servicios cuyo objetivo es gravar la capacidad económica del consumidor final.
Esta carga fiscal se recauda a través del agente económico que desempeñó el servicio o vendió el bien. Aun así, en general no es este el que paga o soporta en definitiva este impuesto.
Para los agentes económicos que desempeñaron el servicio, los negocios, es de obligación pagar el IVA de los productos comprados (soportado) y cargar IVA de los productos y servicios prestados (repercutido). No obstante, la carga fiscal del IVA no recae sobre estos.
Por ello, todo negocio tiene la obligación de presentar el modelo 303 a Hacienda. En este modelo presentaremos la autoliquidación del IVA, es decir, restar el IVA soportado al IVA repercutido. Este modelo se presenta en cuatro trimestres anuales.
¿Qué hacer si nos sale a devolver en nuestro modelo 303?
Si nos sale negativo este resultado nos veremos beneficiados en el siguiente trimestre. Esto se debe a que podremos compensar el importe a devolver con el resultado del siguiente trimestre.
Podemos decidir entre solicitarlo a devolver (solo en el último trimestre) o arrastrarlo para compensar el pago que hagamos en los próximos meses. Es más, posiblemente te soliciten el pago del trimestre siguiente antes de la devolución de la cantidad anterior. Este IVA compensado lo podemos arrastrar el IVA hasta 4 años.
La devolución del importe acumulado debemos solicitarlo en el cuarto trimestre del modelo 303. Simplemente tenemos que indicar el número de cuenta al que queremos que nos lo ingresen.
Para solicitar la devolución del IVA primero debemos considerar si este importe negativo lo llevamos arrastrando varios trimestres o es puntual. En el segundo caso el proceso será de más rapidez que el primero, pudiendo alargarse hasta un año.
Si estás considerando pedir la devolución del IVA, asegúrate que toda tu fiscalidad y contabilidad figure correctamente. Ten en cuenta que posiblemente Hacienda realice una inspección. Por ello, te recomendamos que delegues esta complicada y consecuente tarea de gestión de impuestos en un profesional fiscal . Así te dejarás de preocuparte por posibles efectos legales derivados de un pequeño descuido.
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