La externalización de servicios dentro de nuestra empresa puede parecer en ocasiones la opción adecuada, pero hay que llevar cuidado. ¿Cuándo es realmente acertado externalizar actividades?
Como siempre, empezamos por la base. ¿Qué es externalizar? También conocido como “outsourcing” en Inglés, implica dejar que una tercera empresa se encargue de ciertas actividades de tu negocio.
Normalmente, las empresas optan por externalizar actividades de distribución, soporte técnico, marketing, servicios de asesoría y demás. Es una decisión que puede resultar muy fructífera, o altamente catastrófica, por lo que hay que tener cuidado con cómo la enfocamos.
¿En qué consiste exactamente externalizar?
Dentro de la cadena de valor de una empresa, podemos encontrar diversas etapas. Cada negocio tiene un proceso de producción diferente, pero dentro de las actividades más recurrentes podemos encontrar: adquisición de materias primas, distribución, fabricación, marketing, venta al cliente, atención post-venta, etc.
Externalizar implica que terceras personas (empresas normalmente) se encarguen de algunos de los pasos, para así tener menos trabajo en tus manos. Es decir, contratas a una asesoría para que lleve todos tus trámites fiscales y laborales, o a una empresa de distribución para que se encargue de llevar tus productos a su destino, etc.
¿Qué ventajas tiene externalizar?
Las economías de escala tienen un especial beneficio en cuestión de precio. Esta suele ser la mayor motivación a la hora de externalizar. Si alguien puede hacer algo más barato que tú, o con mejor calidad y al mismo precio, debes considerar que externalizar dicho servicio puede ser la solución idónea.
Entre las grandes ventajas de esta externalización encontramos las siguientes:
- Puedes bajar tus costes de producción y actividad, ya que puedes recurrir a expertos con mayores capacidades de fabricación, que por tanto venden el producto a un precio inferior. Si fabricas móviles, por ejemplo, puede que haya cierto microchip que te resulte muy complicado de crear. Obtenerlo de terceras personas con capacidad de fabricarlos a gran escala y a buen precio puede ser justo lo que necesitas.
- Te deshaces de los costes de formación necesarios cuando tienes integrados procesos muy complejos.
- Puedes producir de forma más rápida.
¿Cuales son son los inconvenientes?
Hay algo esencial a tener en cuenta cuando se habla de externalizar: no debes delegar tus actividades principales o «core». Al delegar tareas a terceros, pierdes control e inmediatez. Aunque puede que las terceras empresas puedan producir de forma más rápida, no tendrás la misma agilidad de acelerar el proceso de producción, ya que no solo depende de tu empresa, si no de otras. No será tan fácil que se adapten a cambios, lo que limita la flexibilidad de tu cadena de valor.
Externalizar tiene muchas ventajas, pero hay que tener cuidado con qué intermediarios escogemos, y los plazos que nos proponen. Hay que considerar que un proveedor o intermediario nunca va a estar tan involucrado en la empresa como alguien de nuestra propia plantilla. ¿Qué implica esto? La cultura de empresa y la pasión por el producto o servicio que se vende va a ser inferior (probablemente) por lo que puede que esas terceras personas no pongan tanto ímpetu en intentar que el producto esté perfecto.
Como puedes observar, existen diversas actividades a externalizar y debes hacer un buen análisis antes de tomar una decisión. Si no tienes claro qué es lo que más te conviene y los pasos que tienes que dar, contar con una asesoría laboral puede ser la solución ideal. Desde Finutive damos este completo servicio de asesoría a un precio inmejorable, disponiendo de la mejor herramienta para tus finanzas, flujo de caja y bancos.
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